El dolor por un rechazo es más que simplemente una figura retórica.
Las regiones del cerebro que responden al dolor físico se traslapan con las que reaccionan al rechazo social, según un nuevo estudio que utilizó imágenes cerebrales de personas involucradas en rompimientos amorosos.
"Estos resultados dan un nuevo significado a la idea de que el rechazo 'duele''', escribieron el profesor de psicología Ethan Kross de la Universidad de Michigan y sus colegas. Sus descubrimientos serán divulgados en la edición del martes de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
El coautor Edward Smith, de la Universidad de Columbia, explicó que la investigación muestra que acontecimientos psicológicos o sociales pueden afectar regiones del cerebro que los científicos pensaban que estaban dedicadas al dolor físico.
De cierta manera, "estamos diciendo que no se trata de una metáfora", comentó Smith en una entrevista telefónica.
El estudio involucró a 40 voluntarios que pasaron por un rompimiento amoroso no deseado en los seis meses previos y quienes afirmaron que pensar en el rompimiento les hacía sentirse intensamente rechazados.
Se utilizaron imágenes de resonancia magnética para estudiar sus cerebros en cuatro situaciones: cuando veían una fotografía de la ex pareja amorosa y pensaban en el rompimiento; cuando veían una fotografía de un amigo y pensaban en una experiencia positiva con esa persona; cuando un dispositivo colocado en su brazo producía un calor suave y reconfortante y cuando ese dispositivo se calentaba lo suficiente como para causar dolor, aunque sin generar daño físico.
Las dos situaciones negativas -pensar en la pérdida de una pareja y la quemadura- ocasionaron una respuesta en las partes superpuestas en el cerebro, encontró el estudio.
Investigaciones previas no habían mostrado una relación entre el dolor físico y el dolor emocional, pero en ellos se había utilizado un acontecimiento menos dramático, como simplemente que a uno le digan que no le cae bien a otra persona, afirmó Smith.
En este caso, los voluntarios fueron personas que de hecho habían sido rechazadas y aún lo estaban sintiendo, agregó
Existe evidencia de que el estrés emocional, como por ejemplo al perder a una persona amada, puede afectar físicamente a la gente y Smith indicó que estudios como éste pueden ayudar a los investigadores a idear formas de ayudar a las personas sensibles a la pérdida o el rechazo.
Fuente: WASHINGTON (AP) / RANDOLPH E. SCHMID
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