La revista 'Archives of Internal Medicine' publica un estudio acerca de los hábitos de consumo de chocolate por parte de 931 sujetos. Ninguno de ellos tomaba antidepresivos ni presentaba problemas cardiovasculares, diabetes o trastornos en los niveles de colesterol.
Además de informar sobre la frecuencia, semanal y mensual, con la que comían chocolate, los participantes se sometieron a un test para valorar su estado de ánimo mediante la escala de depresión desarrollada por el Centro de Estudios Epidemiológicos.
Como indican los responsables de la investigación, procedentes de la Universidad de California (EEUU), "aquellos que dieron positivo en la prueba de depresión consumían más chocolate que los que dieron negativo". Los que se encontraban más tristes consumieron unas 11,8 raciones al mes frente a las 5,4 de los que no estaban más alegres.
Hasta ahora, la mayor parte de los estudios se había centrado en conocer este efecto en las mujeres. Sin embargo, el ensayo se centra también en ellos. Es más, los hombres fueron superiores en número (un 70.1%). En este sentido, los expertos subrayan que la relación entre el cacao y la sintomatología depresiva se detectó de forma similar en ambos sexos.
El documento no se atreve a adelantar una explicación directa del posible beneficio y/o necesidad de comer chocolate durante un estado depresivo. Otras posibles razones para este mayor uso podrían ser que, en efecto, el chocolate alegra; o que, aunque éste no produzca un beneficio, los cambios cerebrales producidos cuando se está deprimido aumenten las ganas de consumirlo. Tampoco se descarta que, de alguna forma, este ingrediente pueda propiciar un bajón en el ánimo.
Aunque se suman a la evidencia en este campo, cabe matizar que los resultados de esta investigación no son altamente extrapolables debido a algunas limitaciones de la misma. Por ejemplo, no fue diseñada para obtener conclusiones sobre este tema específico y se basa en la información que aportaron los participantes, sin haberla sopesado con otro tipo de datos menos subjetivos.
"Se necesitan estudios futuros que diluciden en qué se fundamenta esta asociación y que determinen si el chocolate desempeña un papel en la depresión, ya sea como causa o como cura", concluyen los firmantes, liderados por Beatrice A. Golomb.
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