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Pasa tiempo con tus hijos.
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Deja saber a menudo a tus hijos que los amas justo del modo que son.
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Disciplina a tus hijos cada vez que sea necesario.
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Haz oraciones por y con tus hijos regularmente.
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Sé siempre honesto con tus hijos.
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Ama a la madre de tus hijos.
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Dedica tiempo a escuchar a tus hijos.
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Da ánimos a tus hijos con frecuencia en donde y cuando lo necesiten.
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Celebra los progresos de tus hijos y felicítalos.
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Sé flexible con tus hijos.
“Y vosotros padres,
no provoquéis la ira de vuestros hijos,
sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Efesios 6:4
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