Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban. Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara. Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
«Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores anden»
«Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco»
Tomado del libro “Las 17 Cualidades Esenciales de un Jugador de Equipo” de John C. Maxwell.
Todos somos importantes, así como algunos dependen de nosotros, nosotros también dependemos de otros de muchas maneras distintas, desde la persona que nos despacha el café por la mañana o el médico que nos cura, hasta el que recibe nuestra ropa en la tintorería o el sacerdote que nos escucha. No estamos solos en este mundo; es cierto que hay expertos en todos las áreas, pero también es cierto que la mayoría de las veces se necesita de un conjunto de expertos para hacer que las cosas funcionen. Somos un eslabón de la cadena, una parte del engranaje de la maquinaria de la vida, cada uno de nosotros jugamos un papel vital. Respetemos a todas las personas y demostremos siempre consideración, sin importar lo que hagan o a que se dediquen; todos los trabajos son necesarios, por lo tanto son importantes y valiosos, al igual que la persona que lo hace. Dios nos ha dado dones y talentos a todos, nadie es mas importante; todos somos importantes.
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