- Sé que tengo la habilidad de conseguir el objeto de mi definido propósito en la vida; por lo tanto, exijo de mí mismo una acción persistente y continua hacia su logro. Desde este momento prometo dedicar todos mis esfuerzos a tal acción.
- Me doy cuenta perfectamente de que los pensamientos dominantes de mi mente se traducirán, eventualmente, en una acción exterior y física y que se transformarán, en forma gradual, en una realidad física; por consiguiente, concentraré mis pensamientos durante treinta minutos diarios en la tarea de pensar en la persona que intento ser, creándome así una clara imagen mental.
- Sé que mediante el principio de la autosugestión cualquier deseo que sostenga con persistencia, eventualmente buscará su expresión mediante algún sistema práctico de obtener el objetivo; en consecuencia, dedicaré diez minutos diarios a exigir de mí mismo el desarrollo de la autoconfianza.
- He escrito claramente una descripción de mi “definido objetivo en la vida” y nunca dejaré de leerlo hasta que se haya desarrollado la suficiente confianza en mí mismo con respecto a su logro.
- Me doy cuenta perfectamente que ninguna clase de riqueza o posición puede sostenerse mucho tiempo si no tiene como base la verdad y la justicia; de manera que no realizaré acto alguno que no beneficie a todos los que en él tomen parte.
Suprimiré todo odio, envidia, celos, egoísmo y cinismo, desarrollando en mí el amor hacia toda la humanidad, porque sé que una actitud negativa hacia los demás jamás puede traerme el éxito.
Firmaré debajo de esta fórmula, la aprenderé de memoria y la repetiré en voz alta una vez al día, con plena fe de que gradualmente influirá en mis pensamientos y acciones en forma tal, que llegaré a ser una persona segura de mí misma y próspera en todo sentido.
Napoleón Hill
Reflexión:
Mi parte favorita de esta maravillosa reflexión de Napoleón Hill, es el penúltimo párrafo (que resalté completamente), porque si bien es cierto, que nuestros pensamientos y acciones definen nuestra vida y afectan nuestro destino, también es muy cierto que los sentimientos negativos alejan de nosotros las cosas buenas que nos depara la vida. Creo que todo lo que emana de nosotros, pensamientos, sentimientos y acciones, siempre deben ser coherentes, positivos y orientados al bienestar general. De nada sirve una buena acción, si tenemos sentimientos negativos, igual que de nada sirven los pensamientos positivos, si no realizamos buenas acciones. Estas son las cosas que debemos enviar al universo, porque son las que recibiremos en reciprocidad y en igual escala.
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