jueves, 2 de febrero de 2012

El Niño y el Venado


Era uno de los días mas calientes del tiempo seco de Verano. No habíamos visto la lluvia en casi un mes. Las cosechas se estaban muriendo. Las vacas habían parado de dar leche. Los ríos estaban secos hasta el piso.  Era la temporada seca que iba a llevar a siete granjeros a la bancarrota antes que terminara... 
 
Todos los días, mi esposo y sus hermanos realizaban el arduo proceso de tratar de llevar agua a los campos.  Ultimamente, el proceso envolvía llevar un camión a la planta de agua y llenarlo. Pero, los viajes para llenar el camión de agua se acortaban cada día más. Si es que no veíamos lluvia pronto... íbamos a perderlo todo. Fue en este día que aprendí una verdadera lección sobre compartir y ser parte del único milagro que pude ver con mis propios ojos...

Estaba en la cocina haciendo almuerzo para mi esposo y sus hermanos, cuando vi a mi hijito de seis años, Billy, caminar hacia el bosque. El no estaba caminando como un niño normal de su edad (sin preocuparle nada); en cambio estaba caminando con mucho cuidado y yo solo podía ver su espalda.  Caminaba con mucho esfuerzo... como tratando de estar lo más quieto posible. Minutos después desapareció en el bosque, y volvió a salir corriendo hacia la casa.  Seguí haciendo los sandwiches; pensando que sea lo que sea que estaba haciendo, ya había terminado. Momentos después, volvió a caminar bien lentamente hacia el bosque... 
 
Esta actividad siguió ocurriendo por una hora. Finalmente, no pude aguantar mas y lo seguí (teniendo cuidado que no me viera... ya que obviamente estaba haciendo algo muy importante y no necesitaba que su "mami" lo chequease..  Llevaba sus manos juntas delante de él mientras caminaba; teniendo mucho cuidado que el agua que tenía en ellas no se derramara. Me acerqué un poco mas cuando llegamos al bosque y pude ver como ramas y troncos le golpeaban su carita, pero no trataba de esquivarlas.  El tenía algo mucho más grande que hacer...

En lo que me agaché para verlo, pude ver una vista extraordinaria. Una gran cantidad de venados estaban frente a él. El se les acercó. Casi grito al ver un venado (macho) con sus cuernos bien grandes, demasiado cerca a él. Pero el venado no lo atacó... ni siquiera se movió, mientras que mi hijo se arrodillaba. Y vi un pequeño venadito tirado en el pasto, sufriendo de deshidratación y exhausto por el sol, que apenas pudo levantar su cabeza con mucho esfuerzo para lamer el agua de las pequeñas manos de mi hermoso niño.

Cuando se tomó toda el agua, Billy corrió a la casa y yo me escondí atrás de un árbol. Luego lo seguí a la casa; de un caño que habíamos cerrado, que apenas pudo abrir, empezaron a caer gotas. El esperó ahí, dejando que gota por gota se llenasen sus manitos; mientras que el sol quemaba su espaldita. Luego, muchas cosas se aclararon en mi mente. La semana anterior él había sido castigado por jugar con agua. Aprendió la lección de no malgastar agua y esa era la razón por la que no me había pedido ayuda. Le tomó 20 minutos para recoger el agua que necesitaba.

El se levantó y ahí estaba yo parada frente a él. Sus ojos se llenaron de lágrimas, "No estoy desperdiciando esta vez", fue todo lo que me dijo. Cuando empezó a caminar, yo lo acompañé con una olla de agua de la cocina...

Dejé que fuera solo hacia los venados. Era su trabajo; y yo me quedé atrás de un árbol mirando el corazón más bello que he conocido, trabajando tan fuerte para salvar otra vida.

Lágrimas caían por mis mejillas al piso, cuando de repente fui acompañada por mas gotas... y más gotas... y más.  Miré hacia el cielo. Era como si Dios mismo estuviese llorando de orgullo. Quizás algunos pueden decir que esto fue coincidencia, que los milagros no existen y no trato de convencer a nadie de lo contrario...  Lo único que puedo decir es que ese día llovió y salvó nuestra granja... así mismo, como las acciones de un pequeño niño salvaron una vida. 
 
Siempre es bueno creer que cuando todo sale mal, algo bueno pasará al final...

Yo solo escribí esto para honrar la memoria de mi hermoso hijo Billy, el cual murió demasiado pronto... pero no sin antes mostrarme la verdadera cara de Dios, en un cuerpito quemado por el sol...

COMPARTIR HASTA LO ESCASO QUE TENEMOS, ES LA MANERA MAS HERMOSA Y SENCILLA DE DEMOSTRAR AMOR.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entradas populares