domingo, 22 de mayo de 2011

LAS GALLETAS

image Una chica estaba aguardando su vuelo en una sala de espera de un aeropuerto. Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletitas. Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz.

Asiento de por medio, se ubicó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletitas. Cuando ella tomó la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Apenas pensó:

"¡Qué descarado; si yo estuviera más dispuesta, hasta le daría un golpe para que nunca más se le olvide!". Cada vez que ella tomaba una galletita, el hombre también tomaba una. Aquello la indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar.

Cuando quedaba apenas una galletita, pensó: "Qué hará ahora este abusador?". Entonces, el hombre dividió la última galletita y dejó una mitad para ella.  Ah! No!.. .

¡Aquello le pareció demasiado! ¡Se puso a bufar de la rabia!. Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletitas..., intacto, cerradito. ¡Sintió tanta vergüenza! Sólo entonces percibió lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletitas estaban guardadas dentro de su bolso! El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado.

Y ya no había más tiempo ni posibilidades para explicar o pedir disculpas; pero sí para razonar: ¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?  ¿Cuántas veces sentimos tanta desconfianza hacia los demás, que los juzgamos demasiado rápido, sin comprobar primero la realidad?  ¿Cuántas veces nuestros prejuicios nos hacen tomar las peores decisiones?  Hagamos un alto antes de juzgar a otros injustamente, y tomemos tiempo para examinar los acontecimientos; tengamos presente que a veces podríamos alterarnos por situaciones que ni siquiera son reales y podríamos sentirnos atormentados por problemas que probablemente jamás ocurran.

Recuerda siempre que existen cuatro cosas en la vida que no se pueden recuperar:

  1. Una piedra, después de haber sido lanzada;
  2. Una palabra, después de haber sido proferida;
  3. Una oportunidad, después de haberla perdido y
  4. El tiempo, después de haber pasado.

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