viernes, 2 de diciembre de 2011

La verdad sobre el Amor


Un hombre fue a visitar un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su compañera y que pensaba separase.

El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: "Ámala"  -luego se calló.

"Pero es que ya no siento nada por ella."

"Ámala" -reiteró el sabio.

Y ante el desconcierto del visitante, después de un oportuno silencio, el viejo sabio agregó lo siguiente:
Amar es una decisión, no un sentimiento.
Amar es dedicación y entrega.
Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.

El Amor es un ejercicio de jardinerí­a:
Arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega, procura y cuida.
Está preparado, porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, más no por eso abandones tu jardín.
Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admí­rala y compréndela.
"Eso es todo,  Ámala".

Por eso, la vida sin amor te lleva a tener defectos:
La inteligencia sin amor, te hace perverso.
La justicia sin amor, te hace hipócrita.
El éxito sin amor, te hace arrogante.
La riqueza sin amor, te hace avaro.
La docilidad sin amor, te hace servil.
La pobreza sin amor, te hace orgulloso.
La belleza sin amor, te hace ridí­culo.
La verdad sin amor, te hace hiriente.
La autoridad sin amor, te hace tirano.
El trabajo sin amor, te hace esclavo.
La sencillez sin amor, te envilece.
La oración sin amor, te hace introvertido.
La ley sin amor, te esclaviza.
La polí­tica sin amor, te hace ególatra.
La fe sin amor, te hace fanático.
La cruz sin amor, se convierte en tortura.
La vida sin amor, no tiene sentido.

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