Había una vez un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera el cual tenía escrito con tiza blanca, la frase:
"¡Por favor ayúdenme, soy ciego!"
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó con desaprobación el letrero y las pocas monedas que había en la gorra. Sin pedirle permiso, tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase. Volvió a colocar el cartel a los pies del ciego para que todos pudieran ver el nuevo mensaje y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, y vió que su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó:
"¿Fue usted quien cambió la frase de mi cartel? ¿Qué fue lo que escribió?
El publicista le contestó:
"¡No dije nada que no sea tan cierto; dijo lo mismo que tú, solo que con otras palabras!"
Sonrió y siguió su camino. El ciego supo mas tarde lo que su nuevo cartel decía:
"¡Hoy es un lindo día, pero yo no puedo verlo!"
Reflexión
Ambos mensajes decían lo mismo, que el hombre era ciego. Sin embargo, el segundo mensaje le recordaba a la gente que pasaba por allí, lo afortunados que son porque pueden ver.
¡hola!
ResponderBorrar¡si que hace falta cultivar la estrategia positiva, gracias por tu aporte! :)