Existen numerosos estudios que han demostrado que la risa es fuente de salud y bienestar, e inclusive puede ser considerado un analgésico natural. Reír nos hace sentir tan bien, que solo el acto de sonreír pone en marcha un gran número de músculos y empieza a generar dosis de endorfinas.
Muchas investigaciones relacionan la risa con efectos positivos tanto para la salud como en la recuperación de las personas enfermas. El médico austríaco Sigmund Freud (padre del psicoanálisis) valoraba, desde finales del siglo XIX, los beneficios que la risa aportaba al organismo, al liberar a la persona de la energía negativa.
Otros estudios también han demostrado otros beneficios de la risa, como la mejora de la digestión, la disminución del estreñimiento, el fortalecimiento del sistema inmunológico, el aumento de los niveles de oxígeno en todos los órganos, la liberación de las tensiones, la reducción del estrés y la mejora de la circulación o la presión sanguínea.
Un estudio de la Universidad de Oxford, publicada en la revista "Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences" investigó los efectos beneficiosos de la risa sobre el dolor. Los investigadores dividieron a los voluntarios en dos grupos. El primero visualizó vídeos de humor durante 15 minutos, mientras que el segundo grupo vio programas neutrales. Al terminar la primera fase, a ambos grupos se les sometió a pruebas para valorar su umbral de tolerancia al dolor. Los voluntarios del grupo que habían reído con los videos de humor, fueron capaces de resistir el dolor más que los voluntarios que habían visto programas neutrales.
También se pudo detectar diferencias entre risa y carcajadas; mientras que la risa simple y llana no tiene efectos analgésicos, las carcajadas sí lo tienen, ya que liberan endorfinas que, según demuestra este experimento, además de generar un estado de euforia, calman el dolor. Según los investigadores, el vaciamiento de aire de los pulmones que sucede durante una carcajada, podría ser uno de los motivos. La conclusión es que la risa puede ser un calmante natural muy efectivo y quienes se ríen más, son más capaces de soportar el dolor.
Con base en este estudio, también se busca explorar el papel de la risa en las relaciones humanas, para corroborar si reír hace más fácil que los grupos se unan, trabajen mejor en equipo y sean más generosos. Los científicos creen que la risa ayudó a agrupar a los seres humanos, tal como lo han hecho el baile y el canto, que dicho sea de paso, son actividades que también producen endorfinas.
En otro estudio del año pasado, investigadores de la Universidad de Loma Linda, en E.U.A., descubrieron que las carcajadas podrían provocar el mismo efecto que el ejercicio físico moderado, ya que causa cambios en dos hormonas relacionadas con el apetito, la leptina y la grelina. La risa tiene efectos positivos en la regulación del sistema inmunológico, porque aumenta la producción de anticuerpos y activa ciertas células protectoras del organismo, como los linfocitos T cito-tóxicos, que son importantes para evitar la formación de tumores. William Fry, psiquiatra que ha estudiado los efectos de la risa durante más de 25 años, asegura que 3 minutos de risa intensa producen el mismo beneficio a la salud que aproximadamente 10 minutos de ejercicio aeróbico.
Reír es tan necesario como dormir bien, llevar una vida saludable o practicar deporte. Solo hay que reírse a carcajadas para que el cuerpo segregue endorfinas que ayudan a aliviar el dolor. Sin embargo, parece que a medida que avanzamos en la edad adulta, nos reímos menos; los niños lo hacen en promedio unas 300 veces al día, mientras que los adultos muchas veces no llegamos ni a las 30 veces.
Como vemos, la risa provoca muchos resultados beneficiosos, por lo cual no es de extrañar que varias organizaciones y agrupaciones en todo el mundo lo tengan como método paralelo de tratamiento.
En términos generales, la risoterapia se utiliza para lograr estados de relajación y rejuvenecimiento o como coadyuvante para el control del estrés, la depresión, el insomnio, los problemas cardiovasculares y respiratorios.
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