Las evidencias científicas muestran cada vez con más frecuencia la presencia de compuestos químicos en el organismo humano debido a su uso en la industria. A partir del 1 de junio la UE prohíbe la venta de biberones de plástico que contienen BPA, un disruptor endocrino.
¿En qué se parecen un biberón, una lechuga, un gel de baño, una sartén y una pintura de la piscina? Con esta pregunta arrancó su ponencia Nicolás Olea, catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada, y jefe de la Unidad de Radiología del Hospital Clínico de la misma ciudad, durante el XXII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes celebrado en Málaga.
Su respuesta es que "todos tienen componentes químicos que la Unión Europea se empeña en prohibir porque son disruptores endocrinos, es decir, compuestos químicos exógenos que tienen efectos adversos para la salud de un organismo intacto o su descendencia, al producir cambios en la función endocrina". Los biberones están fabricados con policarbonato, del monómero Bisfenol-A (BPA), cuya acción estrogénica se conoce desde 1936. En los años 50 la industria química retomó este compuesto para hacer el plástico más común. De hecho, su producción alcanza 250.000 toneladas al año.
Perjuicios potenciales
A pesar de que la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea haya establecido que no hay suficiente evidencia del riesgo, el 1 de junio de 2011 se prohibirá la venta de biberones de plástico. "Tanto el comisario de Medio Ambiente como el de Salud afirman que no es admisible que se sigan utilizando biberones fabricados con BPA, que tras su calentamiento liberan el monómero constituyente que es estrogénico en una concentración de 10 elevado a menos 8 molar. Por tanto, los biberones se fabricarán de cristal u otros plásticos sin silicona ni BPA".
Olea también se refirió a uno de los pesticidas organoclorado habituales, el HCH. La UE ha establecido que el 60% de las verduras que comen los europeos están limpias, el 36% tienen compuestos químicos en una concentración tolerable y, solamente un 5% tienen, según los últimos datos oficiales de 2003, sustancias químicas por encima del rango recomendado de seguridad.
"En estos datos existe un inconveniente: los rangos recomendados de seguridad están hechos con información toxicológica de test para compuestos individuales. Sin embargo, en 2011 hemos descubierto que los residuos son múltiples y que el organismo humano acumula sustancias de diferentes fuentes. La toxicología se centra en compuestos individuales, pero el hombre es un sumidero de miles de ellos en dosis admitidas como reales".
En cuanto al compuesto BBP, que forma parte de los ftalatos, "existe ya suficiente evidencia de la exposición del feto durante el embarazo a los compuestos de perfumería, fundamentalmente a los ftalatos. Hace unos años se prohibió su uso como ablandador del plástico en chupetes, tetinas y biberones en niños menores de 18 meses". Según Olea, debería aplicarse en este caso también el principio de precaución, como se hará en junio con el BPA.
Por otro lado, las sartenes contienen PFOAS y PFOS, que se han convertido en los compuestos químicos más abundantes encontrados en la sangre de la población estadounidense, y que provienen del tefal, del teflón y del goretex. "Son cadenas de 60 carbonos perfluorados, y la UE está tomando medidas para su supresión". El tribulestaño (TBT), el antialgas y crustáceos más popular en la pintura de los barcos, "se prohibió en junio de 2010 de todas sus aplicaciones en Europa, aunque ya es un contaminante habitual en todos los medios. Es un inhibidor específico de la aromatasa que ha provocado consecuencias, ya que moluscos y gasterópodos de las costas españolas tienen problemas de no diferenciación sexual en las hembras porque su fuente de estrógenos está bloqueada por el TBT".
Fuente: DiarioMedico.com
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