sábado, 4 de junio de 2011

Bondad: cualidad que define al Ser Humano

image En Febrero de 2006, Ana Giczey, oriunda de El Salvador, quién emigró a Canadá en 1984 y está casada con un canadiense, ayudó a dar a luz a una mujer en la plataforma del tren subterráneo de la ciudad de Toronto, Canadá.  Este acto de solidaridad de Ana, ocurrió ante la mirada indiferente de cientos de pasajeros, que la mañana de un lunes viajaban en la hora pico hacia sus lugares de trabajo.

"El tren iba llenísimo y de repente escuché a una persona gritando al fondo del vagón y me di cuenta de que gritaba de dolor. Me bajé del tren, porque habíamos llegado a la estación de Wellesley. Cuando bajé, noté que la pareja y tres niños bajaron también y era la dama que estaba gritando y al bajar cayó en la plataforma" - recordó Ana - “Lo que más indignó es que la persona del TTC cerró las puertas y el tren se retiró. Todos los que se bajaron en ese momento desaparecieron de la plataforma, a pesar de que la mujer estaba en estado de agonía.

Ana sigue narrando lo sucedido: "Yo nunca me había enfrentado a una situación así, pero al ver lo que pasaba, ayudé a la señora a quitarse el pantalón. Allí la bebé, terminó de salir porque, en verdad, la niña nació en el momento en que ella se bajó del tren y la cabeza y parte de la pierna habían quedado dentro de su pantalón".

Una vez la niña estuvo en los brazos de su madre, la salvadoreña corrió a un teléfono público y llamó a emergencias 911, donde le indicaron que debía buscar una cinta de zapatos para amarrar el cordón umbilical de la bebé. Cuenta Ana - Era una angustia porque no tengo ningún conocimiento de medicina y no sabía qué hacer, y cuando ya llegaba el tercer tren, me pidieron que buscara una cinta de zapatos para amarrar el cordón umbilical de la bebé, porque sino se hace esto, corre peligro de morir.  Entonces, cuando el tercer tren llegó, empecé a gritar para que alguien donara una cinta de zapatos, y ahí encontré a un señor que me la dio, y una señora finalmente me cedió la manta que necesitaba para que la niña no perdiera temperatura”.  La bebé se salvó y unos minutos mas tarde llegaron los paramédicos.

La acción de esta salvadoreña de 41 años no pasó inadvertida, ya que los medios de comunicación canadiense destacaron su humildad y heroísmo, al tiempo que enfatizaron la falta de sensibilidad y colaboración del resto de pasajeros del tren.

Nota “FUE COMO UN MILAGRO” del 8 de Febrero 2006 tomada de revistadebate.net

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Reflexión
Esta historia es muy hermosa y conmovedora, pero mas que tratarse acerca del valor o el heroísmo, se trata de bondad y humanidad.  Aquello que nos hace ser humanos, es nuestra capacidad de preocuparnos por el prójimo y ayudarle cuando lo necesita, así como de sentir compasión frente a las desgracias de los otros.  En estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo es cuando menos debemos perder la sensibilidad y calidez hacia quienes nos rodean, sin mirar su aspecto o apariencia, cuando alguien necesite nuestra ayuda, mantengamos siempre como prioridad, la cualidad y el valor humano que nos definen y démosle una mano. 
Jamás le demos la espalda al que está necesitado.  Bendiciones para todos!!!

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