jueves, 2 de junio de 2011

Don de gente

Cuenta una historia que un hombre trabajaba en una planta empacadora de carne. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba.

La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta. Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte, cuando de repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y lo rescató.

Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debía que se le ocurriera abrir esa puerta sino es parte de su rutina de trabajo? Él explicó: llevo trabajando en esta empresa 40 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “hola” a la entrada, pero nunca escuché - “hasta mañana o ciao”. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que me preocupé y lo encontré.

Esto es lo bello de tener don de gente, siempre nos recordaran por esto, así que es bueno practicarlo.


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