Últimamente, se han puesto cada vez mas de moda, los suplementos naturales hechos a base de hierbas medicinales, y los podemos encontrar en muchos lugares, como farmacias, tiendas naturistas, supermercados, etc. Sin embargo, debemos tener cuidado al utilizarlos, ya que pueden tener efectos adversos, a pesar de que proyecten una imagen saludable, porque están hechos con sustancias “naturales”.
Hay tantos productos de este tipo en el mercado, y se recomiendan para toda clase de cosas, desde controlar el colesterol hasta evitar el cáncer, que ahora las entidades de salud se han percatado que una tercera parte de sus usuarios desconoce los riesgos y sus envases suelen carecer de la información necesaria para realizar un consumo seguro. Así lo ha evidenciado un reciente estudio de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, cuyos resultados fueron publicados en la revista especializada 'BMC Medicine'.
Cualquiera puede comprar ginkgo biloba, hierba de san Juan, cápsulas de ajo, ginseng, equinácea, etc. sin ningún requisito especial, pero para los que no lo saben, estos productos no pasan por ningún control médico o farmacéutico para verificar sus ingredientes o dosis. El profesor Theo Raynor, catedrático de Farmacia de la Universidad de Leeds dice que “Cualquier sustancia que afecta al cuerpo, no importa cuál sea su procedencia, tiene el potencial de causar daño si no se toma de forma correcta. El problema es que muchas personas creen que las medicinas herbales son distintas de otras por ser naturales”.
Se han realizado estudios que han demostrado por ejemplo que el ginseng asiático no es seguro ni recomendable para diabéticos, el ginkgo biloba y la equinacea pueden desencadenar reacciones alérgicas, incluso el ajo puede causar problemas a ciertas personas, ya que pueden interferir en la actividad de los tratamientos antirretrovirales, como algunos fármacos para el VIH. La hierba de san Juan puede reducir la efectividad de la píldora anticonceptiva, además puede afectar al efecto de la warfarina, que previene los coágulos sanguíneos; y también está contraindicado para personas que toman antidepresivos y puede producir daños al hígado si se toma por períodos prolongados.
Debido al potencial dañino de estos compuestos, Raynor y sus colegas compraron un total de 68 preparados distintos de cinco remedios populares usados con frecuencia -hierba de San Juan, equinacea, ginkgo biloba, ajo y ginseng asiático- en dos conocidas tiendas de comida sana, tres grandes cadenas de farmacias y supermercados, con el objetivo de analizarlos.
La información que se proporcionaba con estos productos se comparó con la información de seguridad que proporciona el Centro Nacional de Estados Unidos sobre Medicina Alternativa y Complementaria y se analizó si era completa y precisa en relación sobre las precauciones, interacciones con otros fármacos y efectos secundarios.
El 93% de los productos evaluados no tenía licencia y el 48% se comercializaba como suplemento alimenticio, lo que significa que no tienen obligación de mostrar datos sobre su seguridad y por tanto, no cumplían ningún estándar de calidad o seguridad. El 13% contenía algún tipo de información en el envase o en un prospecto adjunto, pero solo tres casos mostraban una aceptable cantidad de datos sobre la seguridad del producto.
Según el profesor Raynor, "los consumidores deben contar con información fiable y comprensible cuando compran productos de hierbas medicinales, que les diga si un determinado remedio es adecuado o no para un determinado paciente". Estos resultados "subrayan la necesidad de fortalecer la regulación de las plantas medicinales", según escriben los investigadores en la revista 'BMC Medicine'.
Desde el pasado abril, una directiva de la UE exige que los productos de hierbas medicinales tengan un permiso para entrar en el mercado o la Traditional Herbal Registration (THR), lo que significa que se ha aprobado la información que acompaña al producto, que advierte sobre posibles efectos adversos, interacciones con otros fármacos, etc.
"Esta normativa se aplica a sustancias como la hierba de san Juan o la equinacea, pero no necesariamente para otras como el ginseng asiático o el ginkgo biloba. Tampoco es aplicable al 'stock' de productos ya existente, que aún se puede vender. Los consumidores deben buscar el logo 'THR' cuando vayan a comprar estos productos. Farmacéuticos y médicos deben conocer qué remedios de hierbas toman los pacientes para que puedan recibir la mejor atención", concluye el profesor Raynor.
En el mercado latinoamericano es probable que aún no estemos cerca de tener normativas como estas, por lo cual hay que investigar bien sobre los efectos adversos de los suplementos naturales antes de empezar a tomarlos, y sobre todo indicarle a nuestros médicos que estamos tomando, a fin de ellos sepan como manejar la prescripción de nuevos medicamentos y evitar problemas adicionales de salud.
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