martes, 30 de agosto de 2011

No Tengo Tiempo

treeandboy Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él.  Trepaba al árbol hasta el tope, comía sus manzanas y tomaba una siesta bajo su sombra.  El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca mas volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
“Vienes a jugar conmigo?”
P
ero el muchacho contestó…
“Ya no soy el niño de antes que juega alrededor de enormes árboles, lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos”.
“Lo siento” - dijo el árbol - “No tengo dinero... pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas, de esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes”. 

Y el muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.

Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
“Vienes a jugar conmigo?”
"No tengo tiempo para jugar, debo de trabajar para mi familia, necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos, puedes ayudarme?”
“Lo siento, no tengo una casa, pero... tu puedes cortar mis ramas y construir tu casa”.

El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió, y desde esa vez el árbol volvió a estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
“¿Vienes a jugar conmigo?  - volvió a preguntar el árbol.
El hombre contestó: “Estoy triste y volviéndome viejo, quiero un bote para navegar y descansar; puedes darme uno?”
El árbol contesto: “Usa mi tronco para que puedas construir uno y así podrás navegar y ser feliz”.

El hombre cortó el tronco y construyó su bote, luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regresó después de mucho tiempo y el árbol le dijo:
“Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte, ni siquiera manzanas” ... el hombre replicó:
“No tengo dientes para morder; ni fuerza para escalar... porque ahora ya estoy viejo”.

Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo:
“Realmente no puedo darte nada, la única cosa que me queda son mis raíces muertas”.
Y el hombre contestó...
“Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar, estoy tan cansado después de tantos años”.
Bueno, las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar, ven siéntate conmigo y descansa”

El hombre se sentó junto al árbol y éste feliz y contento sonrió con lágrimas.

Reflexión

Esta historia me hacer pensar en la relación entre padres e hijos.  Cuando los hijos están pequeños, siempre quieren estar con sus padres y jugar con ellos.  Conforme crecen y se convierten en adolescentes o jóvenes, ya no quieren estar mucho tiempo con sus padres, pero si acuden a ellos cuando quieren algo.  Luego, cuando son adultos y tienen su propia vida, cada vez visitan menos a sus padres, pero si llegan a tener una necesidad o un problema, siempre acuden a ellos en busca de ayuda. 

El punto es que como el árbol, los padres siempre estarán allí, disponibles para sus hijos y para darles lo que puedan necesitar, aún a expensas de ellos mismos.  Solo les interesa que sus hijos sean felices.

Por increíblemente cruel que parezca la actitud del muchacho, en la realidad muchos hijos han tratado a sus padres de esa misma forma. 

Si eres hijo, reflexiona sobre lo mucho que tus padres te han dado, no solo a nivel material, sino emocional y espiritualmente, y piensa que el tiempo que te queda para compartir con ellos puede ser mas corto de lo que te imaginas.  No postergues los momentos para visitarlos y demostrarles tu amor, porque luego podrías arrepentirte, pero ya sería demasiado tarde.

Si eres padre, aprovecha y disfruta el tiempo que tengas a tus hijos contigo.  Demuéstrale tu amor con cariño y comprensión, y dedícales tiempo desde que están pequeños hasta que ya sean grandes, porque los momentos que pases con ellos, les dejarán una profunda enseñanza sobre la importancia de compartir juntos.

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