Las mujeres tienen fuerzas que asombran a los hombres. Pueden cargar niños, penas y cosas pesadas, y sin embargo sacan fuerzas de donde no las hay, y tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.
Ellas sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, están contentas y ríen cuando están nerviosas.
Ellas no aceptan un "no" como respuesta cuando están convencidas que hay una solución.
Las mujeres escriben una carta de amor a su pareja y saben perdonar.
Son inteligentes y entienden su poder, pero sin embargo saben usar su lado suave cuando quieren conseguir algo.
Las mujeres se emocionan fácilmente con cualquier evento de la vida, ya sea un nacimiento o una boda. Saben que un abrazo, un beso y un te amo puede sanar un corazón roto.
Una mujer puede lograr, que una mañana, una tarde o una noche romántica sean inolvidables.
Las mujeres son tan diferentes en tamaños, formas y colores, y pueden hacer de todo, pueden correr, manejar, caminar o usar la computadora.
La belleza de la mujer no está en su exterior, sino en su corazón y su alma, donde reside el amor. Es el cuidado que ella prodiga a su familia y seres queridos, la pasión para estar con el hombre que ama, a quien se entrega inocentemente. Es la atención que le da a su amado cuando está enfermo o cuando le prepara una taza de té en las noches de invierno.
Es el corazón de la mujer lo que mueve al mundo, y su belleza crece hasta el infinito con el paso de los años.
Dios hizo la Mujer como un regalo viviente. Mirémosla y tratémosla como tal.
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