viernes, 7 de octubre de 2011

Quieres ser una sirena o una ballena?

4707183589_04d3e9b8ae_b Hace algún tiempo, en la entrada de un gimnasio, había un poster de una mujer muy delgada, bronceada y hermosa.  El título decía… “Este verano, ¿quieres ser una sirena o ballena?”

Una mujer, cuya talla no correspondía con la de la chica del poster, respondió públicamente al gimnasio de la siguiente manera:

A quien concierne:

Las ballenas están siempre rodeadas de amigos (delfines, focas, leones marinos, seres humanos curiosos).  Son sexualmente activas, se embarazan y tienen bebés adorables, a los que crían con gran ternura.  Comparten tiempos maravillosos con los delfines, comiendo camarones. Juegan y nadan todo el día en el mar y viajan a lugares fantásticos como la Patagonia, el mar de Bering y los arrecifes de coral de la Polinesia.  Cantan muy hermoso e incluso se les ha grabado en CD.  Son criaturas increíbles y prácticamente no tienen ningún otro depredador mas que los seres humanos.  Son amadas, protegidas y admiradas por casi todos en el mundo.

Las sirenas no existen.

Sin embargo, si existieran, se pondrían en fila para ver a un psicólogo debido a una crisis de identidad: ¿mujer o pescado?  No tienen vida sexual porque matan a los hombres que se le acercan, sin mencionar que… ¿cómo podrían tener relaciones sexuales? Por lo tanto, tampoco pueden tener hijos. Además, ¿quién quiere tener a su lado a una chica que huele a pescado?  Quizás serían bonitas, pero estarían solas y tristes.

La elección es perfectamente clara para mi… sin lugar a dudas, prefiero ser una ballena.

Estamos en una época en que los medios de comunicación nos dicen que sólo la gente delgada es bella, pero yo prefiero disfrutar helado y chocolate con mis hijos, una rica cena y una copa de vino con mi esposo, y comer, beber y divertirme con mis amigos.

Con el tiempo, las mujeres aumentamos de peso porque adquirimos tanta sabiduría, que no hay suficiente espacio en nuestras cabezas para tanto conocimiento, por lo que se extiende por el resto de nuestro cuerpo.  Así que no estamos gordas, somos inmensamente cultas, educadas y felices.

Cada vez que veo mis curvas en el espejo, me digo a mi misma: “¡Qué maravillosamente lista que soy yo!”

Esta historia es de un autor desconocido, pero me gustaría poder agradecerle por su sabiduría, conocimiento, ingenio y capacidad para replantear y poder reestructurar una perspectiva negativa, cambiándola a un pensamiento positivo y poderoso.

Feliz Fin de Semana a todas las gorditas como yo … y a las delgadas también !!!

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