jueves, 10 de mayo de 2012

El Consejero Matrimonial

Después de 35 años de matrimonio, un esposo y su esposa fueron a ver a un consejero matrimonial. 

Cuando se les preguntó cuál era el problema, la mujer empezó una apasionada y dolorosa diatriba, enumerando todos los problemas que alguna vez habían tenido en los años que llevaban casados.

Una y otra y otra vez: negligencia, falta de intimidad, vacío, soledad, no sentirse amada y ni digna de ser amada... en fin, una larga lista de necesidades no satisfechas que había sufrido.

Finalmente, después de permitir que esto continuara durante un período suficiente
de tiempo, el terapeuta se levantó, caminó alrededor del escritorio y después de pedirle a la mujer que se pusiera de pie, la abrazó y la besó larga y apasionadamente, mientras que el marido miraba... con una ceja levantada.

La mujer se calló y se sentó en silencio, como si estuviera en un sueño.

El terapeuta se voltea hacia el marido y le dice: "Esto es lo que su esposa necesita, por lo menos tres veces a la semana. ¿Puede usted hacer esto?"

El marido respondió: "Bueno... puedo traerla aquí los lunes y miércoles, pero los viernes, juego al golf."


Moraleja de esta cómica historia...
Muchas veces nos quejamos incesantemente y actuamos como si todo nos molestara. Estamos estresados, cansados o hemos tenido un largo día de trabajo.  Cuando esto le pase a tu cónyuge, tómate un momento para darle un abrazo sincero y un largo beso.  Y si esto te ocurre a ti, y logras darte cuenta que estás insoportable, detente un momento y ve tú mismo en busca de ese abrazo y ese beso.  A veces, lo único que necesitamos para salir del malhumor, es ese contacto especial con nuestra media naranja. 
Y si no tienes una media naranja, entonces, un abrazo de tu hijo, tu hermana o tu madre, son igualmente valiosos y cumplen la misma función.  Abraza y besa, cada vez que tengas la oportunidad de hacerlo.

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