lunes, 26 de septiembre de 2011

Los niños aprenden lo que viven

Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
El niño que convive con el ridículo, aprende a ser tímido.
Si los niños viven con temor, aprenden a ser recelosos.
El niño que convive con el recelo, aprende a ser falso.
Si los niños viven con lástima, aprenden a estar apenados de sí mismos.
Si los niños viven con burla, aprenden a ser tímidos.
Si los niños viven con crítica, aprenden a condenar.
El niño que convive con el antagonismo, aprende a ser hostil.
Si los niños viven con envidia, aprenden lo que son los celos.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentir culpa.
El niño que convive con la veracidad, aprende a ser justo.
El niño que convive con el saber, aprende a ser sabio.
Si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con valor, aprenden a tener confianza.
Si los niños viven con elogio, aprenden a apreciar.
El niño que convive con el estímulo, aprende a confiar.  
Si los niños viven con aprobación, aprenden a gustarse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
El niño que convive con elogio, aprende a estimar.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener una meta.
El niño que convive con el afecto, aprende a Amar.
Si los niños viven con participación, aprenden a ser generosos.
El niño que convive con quienes comparten, aprende a ser considerado.
Si los niños viven con honestidad e imparcialidad, aprenden la verdad y la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes lo rodean.
El niño que convive con la paciencia, aprende a ser tolerante.  
Si los niños viven con amistad, aprenden que el mundo es un lugar agradable para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz en la mente.
El niño que convive con la felicidad, encontrará amor y belleza.
 
¿Con qué están viviendo tus niños?

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