jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Qué es un Niño?

Entre la inocencia de la niñez y la dignidad del hombre nos encontramos una deliciosa criatura llamada niño. Los niños vienen en diversos tamaños, pesos y colores, pero todos los niños tienen el mismo credo: Disfrutar cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día y protestar con ruido (su única arma) cuando su último minuto se ha terminado y los varones adultos los despachan a la cama por la noche.
 
Los niños se encuentran en todas partes –encima, debajo, trepando, merodeando, correteando, o saltando.  Las madres los aman, las niñas los odian, los hermanos y hermanas mayores los toleran, los adultos los ignoran y el cielo los protege.  Un niño es Verdad con la cara sucia, Belleza con un corte en el dedo, Sabiduría con una goma de mascar en el cabello y Esperanza en el futuro con una rana en el bolsillo.
 
Cuando usted está ocupado, el niño es una colección de ruidos inconsiderada, molesta y entrometida. Cuando usted quiere que cause una buena impresión, su cerebro se convierte en gelatina o si no se transforma en una criatura de la selva, salvaje y sádica, interesada solamente en destruir el mundo y con él, a sí mismo.
 
Un niño es una composición –tiene el apetito de un caballo, la digestión de un traga-sables, la energía de una bomba atómica de bolsillo, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de un novelista, la modestia de una violeta, la audacia de una trampa de acero, el entusiasmo de un cohete explosivo y, cuando debe hacer algo, tiene cinco pulgares en cada mano.
 
Adora los helados, los cuchillos, las sierras, la Navidad, las historietas, el chico del frente, los bosques, el agua (en su estado natural), los animales grandes, Papi, los trenes, los sábados por la mañana y los carros de bomberos.  No manifiesta mucho interés por la escuela dominical, las visitas al colegio, los libros sin figuras, las lecciones de música, las corbatas, el peluquero, las chicas, los abrigos, los adultos o la hora de dormir.
 
Nadie más es tan madrugador, ni tan atrasado para la cena. Nadie más se divierte tanto con los árboles, los perros y las conmociones.  Nadie más puede poner en un solo bolsillo un cortaplumas oxidado, una manzana a medio comer, un metro de cuerda, una bolsa de plástico vacía, dos pastillas de goma de mascar, seis centavos, una flecha, un pedazo de sustancia desconocida y un genuino anillo del código supersónico con compartimiento secreto.
 
Un niño es una criatura mágica –usted podrá encerrarse en su taller dejándolo fuera, pero jamás le será posible cerrarle su corazón.  Podrá usted echarlo de su estudio, pero no le será posible echarlo de su mente.  Más vale que se rinda –él es su captor, su carcelero, su jefe y su patrón –un bulto de ruidos con la cara pecosa, de tamaño menudo, aficionado a perseguir a los gatos. Pero cuando usted vuelve por la noche con solo las maltrechas piezas sobrantes de lo que fueron sus esperanzas y sueños, él puede reconstituirlas, dejándolas como nuevas, con solo dos palabras mágicas: “Hola Papito
 
Autor: Alan Beck

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